Tenía hambre y sentía que estaba a punto de tirar la toalla, estaba reducido a un montón de piel y huesos.
Este maravilloso perro estaba pasando por un momento realmente duro que dejaría cicatrices en su cuerpo y corazón para siempre. Afortunadamente, a pesar de las cosas malas que tuvo que afrontar, ahora es un perro feliz y tranquilo en su nueva familia. Pero, ay, no siempre fue así porque aunque es un perro de pura raza lo abandonaron como un objeto viejo que ya no hacía falta. Con demasiada frecuencia, personas de todo el mundo adoptan bebés peludos sólo por antojos temporales y luego los abandonan cuando ya no tienen interés. Todo esto debe parar porque es en este estado donde los peludos acaban en la calle, sufriendo terriblemente .
Por suerte para el protagonista de la historia de hoy, hubo un punto de inflexión, un hombre que lo vio y decidió cuidarlo. Y de esta manera le salvó la vida. Este perro de pura raza es un gran danés llamado Angelo , no tenía microchip por lo que no sabemos de dónde vino ni el motivo de su abandono . Lo cierto es que cuando su nuevo padre adoptivo y salvador lo llevó al veterinario se quedó sin palabras. De hecho, el peludo amigo había ingerido unas piedras, las cuales ahora se encuentran en su estómago, debido al fuerte hambre que sentía.
En esta foto podéis verlos, Angelo el gran danés y su salvador, Hanan quien, junto con la organización sin fines de lucro donde trabaja Hanan, lograron curarlo. Angelo ya está bien pero lo que le hicieron es imperdonable. Las fotos del momento del descubrimiento y rescate son indicativas y hablan por sí solas de la tristeza y sufrimiento que sentía el pequeño.
Ahora Angelo ha vuelto a aprender a caminar, correr y mirar a su alrededor. Y, sobre todo, intentó volver a comprender qué era el amor. Porque, queridos lectores, después de todo lo que le habían hecho, se había olvidado de ello.