Por mucho tiempo una perrita callejera enfrentó grandes desafíos, no podemos negar que son muchos los peludos que pasan sus días hurgando entre la basura algo para comer, un lugar seguro donde pasar la noche o simplemente resguardarse del inclemente solo durante el día.
Para los perritos en condición de calle, una caricia, un gesto de amor, parece algo completamente alejado de la realidad.
Perrita logra increíble transformación gracias al amor incondicional de sus rescatistas.
Si bien, estos seres maravillosos pueden pasar indiferentes ante algunos transeúntes, otros, no pueden hacer caso omiso a una realidad que los golpea de enfrente, y en la que sin duda, los únicos responsables somos nosotros como sociedad.
Aquellos que se conmueven por su situación, deciden actuar y hacen lo posible para mejorar su calidad de vida.
Esto fue lo que Matt Bentley hizo cuando se topó con una perrita en terribles condiciones mientras manejaba en Salt Flats en Utah. Estaba completamente demacrada, su piel estaba muy lastimada, no tenía pelitos, es posible que una grave infección fuera responsable de su situación.
Matt estaba desconcertado al ver un ser tan indefenso sufriendo tanto, desconocía cuánto tiempo llevaba así, solo tenía la certeza de querer ayudarla.
Matt rápidamente se ganó la confianza de la perrita y logró trasladarla al Centro de Adopción de Animales de Utah donde les suplicó ayuda. Necesitaba un tratamiento médico extenso y de emergencia.
Por fortuna, se topó con personas maravillosas que estaban dispuestas a ayudarlo. Entre ella, Jamie, una mujer que tras escuchar la historia de la perrita guerrera quiso ofrecerse para ayudarla a superar su difícil situación.
La mujer condujo hasta el centro de rescate para conocer a la guerrera del que todos hablaban, increíblemente desde el primer momento la conexión fue casi mágica. A pesar de todo el dolor que sentía la perrita siempre fue muy receptiva con todos los que la intentaban ayudar.
Jamie de alguna manera sentía un vínculo especial, incluso desde antes de conocerlo, ella misma le dio un nombre, la perrita guerrera fue llamada Kelly.
Desde el primer encuentro la perrita no paraba de mover la colita, se acercaba tiernamente a su nueva persona favorita y se dejaba acariciar.
Por fortuna, contaba con el apoyo de un ejército de ángeles terrenales que estaban dispuestos hacer todo lo posible por mejor su situación. Si bien el proceso de recuperación de Kelly no fue nada fácil, estaba motivada a salir adelante y tener una mejor vida.
Jamie estaba para ayudarla, pero sabía que en cuanto terminara su recuperación no había vuelta atrás, la haría un miembro más de su familia y la adoptaría oficialmente. Después de varias semanas, llegó el momento de ir a su nuevo hogar, un nuevo espacio que descubriría junto a Rocky, el otro perrito de Jamie.
Este par de peludos agitaron el corazón de su madre adoptiva, verlos juntos parecía tan mágico y encantador que es como si estuvieran destinados a pasar el resto de sus vidas juntos.
Su vínculo es tan fuerte, que incluso no pueden dormir uno sin el otro. El tiempo pasaba y Kelly seguía recuperándose a pasos agigantados. Después de quince meses, esta valiente perrita se convirtió en una adorable bola de pelos.
Verla tan sana y feliz nos recuerda que en las manos correctas y con infinito amor podemos transformar la vida de un perrito vulnerable.
Jamie no olvida que su valiente guerrera disfruta de esta nueva oportunidad gracias a Matt, el hombre que no pasó indiferente ante su situación, por lo que acordó una reunión para que pudiera ver el increíble cambio de Kelly.
El hombre no podía creer que el perrito que tenía al frente fue el mismo que recogió hace más de una año, las lágrimas fueron inevitables.
Esta es una historia conmovedora que fue posible gracias al infinito amor de personas maravillosas. ¿Cuántos perritos disfrutarían de una nueva oportunidad si nos decidiéramos actuar y ser agentes de cambio?