Dar y recibir amor es un gesto maravilloso que solo las personas de buen corazón hacen sin posturas raras ni apariencias engañosas. Un gesto acompañado de sacrificio, de silencio pero sobre todo de compañía incondicional, es lo que un hombre de Arcadia en el Condado de DeSoto en Florida, siempre le ofreció a un indefenso perrito.
El hombre se llamaba Juan Diego Sebastián.
Ambos, vulnerables y dependientes de las miserias de la calle, pasaban sus días postrados en un banco que con el pasar de los años se convirtió en su refugio. Un hogar improvisado, sin, techo, agua ni comida, ni mucho menos luz.
Juntos enfrentaban una dura realidad y emprendían cada mañana la búsqueda con la incertidumbre de saber si conseguirían algo de comer. La única certeza era que al finalizar del día se acurrucaría uno al lado del otro para solapar el implacable frío de la noche.
El fiel perrito tiene por nombre Cheeto.
Quienes conocieron a Diego dicen que era un hombre amable e imparcial, siempre al lado de su perrito deambulaban por las calles.
Pero un día la luz de Juan de apagó cuando un desconocido lo atacó sin piedad dejándole heridas graves que terminaron por causarle la muerte.
Juan estaba inconsciente pero reconoció a su perrito cuando lo pusieron sobre la camilla.
Juan fue hospitalizado y recibió toda la atención necesaria, pero desafortunadamente no logró sobrevivir a la golpiza. Su estado de salud era lamentable y no resistió los fuertes golpes de su agresor.
Cuando algunas de las personas que estimaban a Juan se enteraron que estaba en el hospital se acercaron y llevaron a su fiel peludito, quien permaneció a su lado hasta el último momento.
El hombre recogía latas y las cambiaba por algo de dinero.
Tammy Ramos fue una de las personas que presenció la conmovedora escena, destaca que pusieron la mano de Juan en la cabeza de Cheeto, y el perrito apoyó su cabeza sobre la cabeza de su amoroso dueño.
De repente algo mágico pasó, las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Juan. Solo un par de minutos después Juan falleció dejando un enorme vacío en su perrito.
Testigos aseguran que con el dinero Juan prefería comprarle comida a su perrito antes que él.
Por suerte, una amable mujer decidió adoptar a Cheeto comprometiéndose a darle no solo techo y comida sino ofrecerle una familia donde será tratado como un miembro más.
Desafortunadamente, hasta ahora se desconoce el responsable de tan atroz acto, la policía está investigando el caso e insta a la comunidad a comunicarse con las autoridades correspondientes si sospechan de alguien. Deseamos encuentren al responsable y se haga justicia por un ser que amo a su perrito por sobre todas las cosas.
No dejes de compartir esta conmovedora historia en tus redes y exijamos justicia en honor a dos seres distintos pero leales y valientes como solo ellos pudieron serlo.