El pequeño intentó esconderse en una caja de cartón de un mundo que era despiadado con él
Un pequeño latido en un mundo ajetreado. Una carita fría en una caja de cartón, casi invisible en medio del caos. Un final burlón marcado por el abandono y la soledad. Para el cachorro solitario, todo parecía llegar a su fin , incluso antes de haber experimentado la belleza de tener una familia dispuesta a cuidarlo.
Los rescatistas estaban cumpliendo su misión diaria habitual: rescatar animales necesitados. En cierto momento, una llamada telefónica los alertó: una “bola de pelo”, abandonada a sí misma y aterrorizada.
Sin dudarlo un momento, los voluntarios salieron deseosos de echar una mano. En un abrir y cerrar de ojos, se dirigieron hacia el lugar indicado, guiados por la esperanza de poder marcar la diferencia. Lo encontraron al poco tiempo, acurrucado en una caja de cartón .
Si hubiera tenido un superpoder, entonces habría recurrido a la invisibilidad, sólo para que el mundo lo dejara en paz, que resultó ser tan cruel. El cuerpecito delgado temblaba, el pelaje estaba mojado y los ojos llenos de tristeza. No hacía falta ser un experto para sentir el profundo sufrimiento.
Con cuidado, los buenos samaritanos lo levantaron y lo envolvieron en una manta cálida. El cachorro se acurrucó contra sus nuevos amigos: buscaba consuelo y protección.
Entonces nació una conexión especial, un vínculo destinado a perdurar. La primera parada en el camino del renacimiento fue una clínica veterinaria, donde los médicos hicieron un diagnóstico preciso sobre las precarias condiciones de salud. La situación era crítica, pero, gracias a Dios, remediable . Tras definir un plan de acción eficaz hasta el más mínimo detalle, los operadores lo llevaron al refugio.
En ese momento, al llegar a su destino, le sirvieron comida y bebida , y lo cuidaron. Su pelaje finalmente ha vuelto a brillar, sus ojos también y su cola meneando. En condiciones difíciles de sostener, sobrevivió y, acogido en un entorno favorable, caracterizado por un interés genuino por los animales, Fido ganó confianza en sí mismo.