¿Dejarías tu vida cómoda y segura por rescatar animales atrapados en Ucrania? Lo más probable es que no, pero un joven estadounidense de solo 28 años tiene en vilo a su familia al haber decidido dejarlo todo para ir al conflicto bélico entre Ucrania y Rusia. Ahora su nombre circula por las redes y hay quienes lo consideran un héroe por su humanismo y valentía.
Jeff Praul es el joven que abordó un avión a Ucrania porque quería ayudar.
Hace más de un mes que se produjo la invasión rusa en suelo ucraniano, desde entonces el gobierno decidió habilitar una vía de ingreso para los extranjeros que quisieran alistarse a las tropas ucranianas y ayudar a defender el país. A partir de ese momento muchos estadounidenses se han ofrecido para combatir contra los rusos.
Sin embargo, la historia de este joven mesero es un poco diferente.
Jeff es de Maryland, en donde se dedicaba a servir mesas para sobrevivir, pero tras ver las noticias de la guerra decidió unirse a los estadounidenses que ayudan en Ucrania.
El joven está cuidando animales abandonados y huérfanos en un refugio en Lviv.
El impulso heroico de Jeff surgió apenas comenzó la guerra, pues tres días después de los primeros bombardeos ya se encontraba en un avión con rumbo a Polonia.
“Cuando Rusia invadió Ucrania, todo ese día mi corazón se sintió pesado. Sentí que no había nada que pudiera hacer. Me pesaban unos días, y luego vi un clip de (el presidente ucraniano Volodymyr) Zelenskyy diciendo:
‘Amigos de Ucrania, si quieren venir y ayudar, ayuden’ Eso encendió el interruptor en mi mente y me di cuenta de que había una manera de llegar aquí”, dijo Praul.
El joven es el menor de tres hermanos y confiesa que la decisión tomó por sorpresa a toda la familia y hoy su madre vive angustiada ante la posibilidad de que algo le suceda.
«Hubo mucho llanto, especialmente de mi mamá, tía y hermana. Incluso mi papá, cuando nos despedimos, le costaba mucho mirarme.
Me dijo que estaba orgulloso de mí y vi lágrimas en su rostro, y no puedo recordar la última vez que vi a mi papá llorar», explicó.
En principio, el joven no tenía muy claro cómo sería la situación una vez llegara a Ucrania. Su primera experiencia en el país fue en la base de entrenamiento militar de Yavoriv, a 40 km de la frontera con Polonia, en donde Praul se rehúso a firmar un documento en donde le obligaban a tomar las armas.
El joven se marchó de la base, la cual fue atacada días después. Para él ha sido difícil asimilar que muchos de los chicos con los que viajó desde Polonia habían perdido la vida.
Confundido por la situación, Jeffe se trasladó a Lviv y comenzó a trabajar en Домiвка Врятованих Тварин (Hogar de animales rescatados). Se trata de un refugio que rescata a animales domésticos y salvajes que han quedado huérfanos, abandonados o han sido desplazados durante este mes de tragedia.
De esta manera, el estadounidense ha encontrado la verdadera razón de ser de su viaje a Ucrania: ayudar.
“La perrita a la que tengo más apego en este momento, no puede salir porque no confía en nadie”, agregó. «Los animales no tienen elección en nada de esto: es un drama humano y los animales no tienen nada que decir. Es realmente molesto”, explicó.
En el refugio puede haber hasta más de tres docenas de animales a la vez y el joven debe hacerse cargo de cada uno de ellos. Pero la cooperación con fundaciones en Polonia ha hecho posible que los animales sean dados en adopción a través de toda Europa
«Hace dos días teníamos 30 perros. Ayer había alrededor de 10. Hoy, alrededor de seis. Así que los perros están siendo adoptados en el acto, lo cual es asombroso», dijo el joven agradecido.
Si bien Lviv puede parecer un área más segura que otras en Ucrania, la situación continúa siendo tensa y peligrosa. Los ruidos fuertes perturban la tranquilidad de todos, y más aún de los animales.
En esos casos, el joven intenta tranquilizarlos con alguna melodía.
Como no se alistó de un todo en el ejército, Praul deberá volver pronto a Estados Unidos -aunque dice que intentará extender su visa-. Su madre ora porque el joven regrese pronto a casa, mientras que él tiene “tengo la sensación de que el día que me vaya me sentiré como si debo estar de vuelta aquí».
Una historia poco común y conmovedora que nos invita a seguir apostando por la humanidad y la paz.