El rescate de One Tail at a Time en Chicago ayudó a Sugar Snap a recibir atención médica de emergencia en Premier Veterinary Group, donde conoció a su futura dueña, Becky Ritchie.

Sugar Snap en junio de 2024 (izquierda) y Sugar Snap, el perro, poco después de su rescate en febrero de 2024. FOTO:

Sugar Snap era “un esqueleto” de perro hasta que un veterinario curó su cuerpo y su corazón.

One Tail at a Time (OTAT) rescató al perro joven en febrero después de que los buenos samaritanos encontraran al canino demacrado al costado de una carretera y lo llevaran a Chicago Animal Care and Control. Sugar Snap llegó a OTAT “con una necesidad imperiosa de atención de emergencia”, según la publicación de Instagram de la organización con sede en Chicago sobre el rescate de Sugar Snap .

Los rescatistas notaron que Sugar Snap parecía un perro más grande, pero que solo pesaba 19 libras. Estaba tan débil que no podía caminar ni siquiera levantar la cabeza; OTAT sabía que necesitaba ayuda para hacerse cargo de un caso como este.

“Son su propia organización y tienen sus propios veterinarios, pero en los casos que requieren hospitalización, vemos muchas mascotas que están a cargo de ellos”, le dice a PEOPLE Becky Ritchie, veterinaria de sala de emergencias de Premier Veterinary Group.

Cuando Sugar Snap llegó de OTAT a Premier Veterinary Group, Ritchie estaba allí y recuerda que estaba “súper demacrado”.

“Era literalmente un esqueleto. No creo haber tocado nunca un perro que estuviera formado únicamente por huesos. Me dolía tan solo moverlo y apenas podía levantar la cabeza o ponerse de pie”, añade.

Si bien Sugar Snap estaba en estado crítico, OTAT y Premier Veterinary Group confiaban en que el perro podría salir adelante con el cuidado adecuado. El rescate comenzó a recaudar fondos para el tratamiento de Sugar Snap, que sabían que sería costoso porque el cachorro requirió varios días de hospitalización.

Al final, OTAT recaudó lo suficiente para cubrir la factura médica de Sugar Snap, que ascendió a más de $40,000, la factura hospitalaria más alta en la historia de la organización.

“Y eso con el descuento que les damos”, señala Ritchie.

La factura del hospital cubrió 20 días de hospitalización y tratamiento, que fue lo que le tomó a Sugar Snap estar lo suficientemente fuerte como para mudarse a un hogar de acogida.

“Al principio, estaba bastante bien. Pero después de un par de días de internación, la cosa cambió. Se puso muy enfermo. Contrajo infecciones y tuvo que luchar contra la sepsis. Necesitaba transfusiones de sangre, transfusiones de plasma, sondas de alimentación y todo tipo de medicamentos”, dice Ritchie sobre lo que llevó a Sugar Snap a permanecer internado durante un tiempo prolongado en el hospital veterinario.

Junto con los medicamentos y las transfusiones, una prueba de ADN de Embark Dog ayudó con el tratamiento de Sugar Snap. Conocer las diferentes razas presentes en Sugar Snap ayudó a los rescatistas a determinar el peso objetivo del perro.

“El peso previsto para Sugar Snap fue muy útil”, compartió Kim Thomas de OTAT en un comunicado a PEOPLE. “Cuando llegó a pesar 19 libras, los veterinarios sólo podían adivinar lo que se suponía que debía pesar. Ni siquiera sabíamos si era un cachorro o un adulto porque sus dientes estaban en muy mal estado, probablemente debido a la desnutrición. “Todavía estoy trabajando en fisioterapia y ganando peso y músculo, pero parece que estará en camino de alcanzar las 62 libras pronosticadas por Embark. ¡Tener información sobre un perro tan misterioso fue extremadamente revelador”.

Gracias a su experiencia y a la información de la prueba de ADN, Ritchie cree que Sugar Snap tiene alrededor de un año. Ha tenido mucho tiempo para observar al perro porque Sugar Snap se mudó con Ritchie como cachorro adoptivo una vez que terminó su hospitalización.

La veterinaria dice que estaba considerando adoptar un perro para sumar a su familia (que incluye a su pareja, un gato y un canino) antes de conocer a Sugar Snap. Pero cuando decidió acoger al cachorro después de “estar muy involucrada en su cuidado”, no estaba segura de si se convertiría en una mascota permanente.

“Siendo realistas, siempre tuvimos en mente la idea de ‘lo estamos criando, pero ¿lo vamos a conservar?'”, dice Ritchie.

Inicialmente, cuando Sugar Snap llegó a su casa, Ritchie se centró únicamente en ayudar al perro a sanar.

“En ese momento todavía necesitaba cuidados bastante intensivos. Literalmente lo llevaba afuera”, recuerda Ritchie.

A pesar de ser débil y depender tanto de Ritchie, Sugar Snap logró encantar a su padre adoptivo.

“A pesar de su estado, te miraba fijamente. Parecía un perro muy dulce. Era una monada desde el principio”, dice el veterinario.

Mientras Ritchie y su pareja, que también es veterinaria de urgencias, ayudaron a Sugar Snap a desarrollar músculos y recuperar la capacidad de caminar, se enamoraron del perro y se dieron cuenta de que esta era la nueva mascota que estaban buscando.

Hoy, Sugar Snap es un miembro oficial de la familia de Ritchie y se hace más fuerte cada día.

“Ha llegado a pesar 52 libras, y cuando llegó pesaba 19 libras, ganó 33 libras”, dice Ritchie, y agrega que el cachorro tiene “un par de libras más que ganar” pero “se ve bien” en general.

Ahora que Sugar Snap tiene más energía, se embarca en más aventuras. Regularmente viene a trabajar con Ritchie en Premier Veterinary Group, donde el personal siempre está ansioso por ver que uno de sus pacientes favoritos del pasado se encuentra bien. En casa, Sugar Snap disfruta de su nueva energía de cachorro e intenta que el perro mayor de Ritchie juegue.

Ritchie no está segura de cómo terminó Sugar Snap en el peligroso y demacrado estado en el que lo encontraron los rescatistas a principios de este año, pero teme que haya habido negligencia.

“Cómo es posible que un perro con buen apetito llegue al punto en que se encontraba, sobre todo porque, en todas las pruebas que le hicimos, nunca encontramos nada que indicara que no hubiera podido mantener su peso o que se estuviera consumiendo”, afirma Ritchie. “Así que uno se pregunta: ¿hubo intervención humana y fue más bien una situación de negligencia lo que lo llevó a ese punto?”

Afortunadamente, todo eso es cosa del pasado. Sugar Snap ahora tiene una vida saludable y llena de amor que le espera.

“Literalmente le gusta un perro diferente. Es una locura. Vuelvo a mirar esas fotos de febrero y pienso: ‘Si no fuera solo por el patrón de su pelaje, diría que ese no es él’. “, dice la mamá de Sugar Snap.